La gatita blanca
Zarzuela en un acto
Texto original de JOSÉ JACKSON VEYÁN y JACINTO CAPELLA
Música de GERÓNIMO GIMÉNEZ y AMADEO VIVES
Estrenada el 23 de diciembre de 1905 en el Teatro Cómico de Madrid.
Texto original de JOSÉ JACKSON VEYÁN y JACINTO CAPELLA
Música de GERÓNIMO GIMÉNEZ y AMADEO VIVES
Estrenada el 23 de diciembre de 1905 en el Teatro Cómico de Madrid.
La obra se acogió con una buena crítica, claro que adaptada al nivel del
llamado genero ínfimo a qué pertenecía, también llamado “sicalipsis”
que contaba como colaboradores valiosísimos las curvas y pantorrillas de
las tiples. Por cierto que etimológicamente “sicalipsis” se compone,
según el Diccionario de la Real Academia Española de dos vocablos
griegos que, fonéticamente son “sicon” que significa “higo” y
“aleifis” que significa “acción de untar, frotar”, y sus acepciones son
“malicia sexual” o “picardía erótica”. Pero es tan grande la música, y
en este caso la zarzuela, que dignifica algo tan poco serio como el
libreto que nos ocupa.
Otro aspecto que a los que no sabemos música nos atrae, cuando en una obra hay dos compositores, es saber o intuir a cual de ellos se debe cada número de la partitura; según Luis García Iberni en su reseña en el Diccionario de la Zarzuela “es probable que al andaluz correspondieran el nº. 2 “la canción del chocolate”, nº. 5 “cuples de la gatita” y el galop final, mientras que los números restantes pertenecerían a Vives”. Pero no se debe olvidar la anécdota que inserta Sol Burguete en su biografía abajo citada, según la cual el adulador de turno llega a decirle a Vives entre bastidores “Bien se ve que esto es suyo, maestro” a lo que el compositor contesta “Este dedo daría yo, porque lo fuera”.
Otro aspecto que a los que no sabemos música nos atrae, cuando en una obra hay dos compositores, es saber o intuir a cual de ellos se debe cada número de la partitura; según Luis García Iberni en su reseña en el Diccionario de la Zarzuela “es probable que al andaluz correspondieran el nº. 2 “la canción del chocolate”, nº. 5 “cuples de la gatita” y el galop final, mientras que los números restantes pertenecerían a Vives”. Pero no se debe olvidar la anécdota que inserta Sol Burguete en su biografía abajo citada, según la cual el adulador de turno llega a decirle a Vives entre bastidores “Bien se ve que esto es suyo, maestro” a lo que el compositor contesta “Este dedo daría yo, porque lo fuera”.
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